La nueva situación
En la última década, las marcas de moda y estilo de vida han redefinido la experiencia del comercio electrónico. De hecho, más de la mitad de las 20 principales marcas directas al consumidor (DTC) del mundo pertenecen al sector de la moda y la confección, según la consultora 2PM. Con el comercio electrónico ofreciendo tantas oportunidades de crecimiento, cada vez más marcas cuestionan la sabiduría tradicional de que abrir una tienda física debe ser una parte inevitable de su viaje de crecimiento.
Tomemos como ejemplo la extraordinaria historia de la marca Gymshark. Este gran campeón del comercio electrónico lleva doce años en el mercado y tiene una facturación anual de más de 349 millones de libras, a pesar de tener sólo un puñado de tiendas físicas. Entonces, ¿por qué alterar una fórmula ganadora?
De hecho, muchos pensaban que la pandemia supondría el fin de las compras tradicionales en la calle. Entonces, ¿sigue siendo necesaria una presencia física en la combinación de canales de una marca moderna de moda y estilo de vida?
Tienda física: ¿Una propuesta arriesgada?
No se puede negar la continua y creciente popularidad del comercio electrónico. En 2022, el porcentaje de ventas minoristas totales realizadas en línea ascendió al 19% del total de ventas minoristas en todo el mundo. Según el Boston Consulting Group, se espera que aumente hasta un asombroso 41% en 2027. Y aunque la afluencia a las calles se ha recuperado gradualmente en los años transcurridos desde la pandemia, los consumidores también están recortando constantemente los gastos no esenciales.18 Esto significa que el coste de montar y mantener una tienda física puede parecer un lujo que pocas marcas pueden permitirse. Por tanto, puede tener sentido que muchas de ellas sigan invirtiendo más en sus ofertas de comercio electrónico a expensas de sus establecimientos físicos.